El apóstol Santiago es de sobra conocido por ser el patrón de España y por la labor evangelizadora que realizó en el norte de la Península Ibérica, aunque también lo conocemos con otros nombres. Por ejemplo, en la Biblia, se habla de él bajo el nombre de Jacobo.
Este nombre sufrió un proceso de transformación lingüística hasta pasar al nombre Iacobus, luego a Iago, Tiago y Santiago. Por ello, hoy en día se conoce también como “Santiago el Mayor”. En cuanto a su biografía, sabemos que fue uno de los primeros discípulos en derramar sangre y morir por Jesucristo. Gracias a las referencias bibliográficas, sabemos que nació en el seno de una familia de pescadores hacia el año 5 a.C., en una ciudad actualmente desaparecida, llamada Betsaida, alrededor del río Jordán, en Galilea. Sabemos, además, que era hermano de San Juan Evangelista. Ambos trabajaron sus primeros años como pescadores hasta que se unieron como dos de los doce apóstoles de Jesucristo.
Por ello, sabemos también que Santiago Apóstol presenció dos de los momentos más relevantes de la vida de Cristo: en “la transfiguración en el monte Tabor” y en “la oración en el huerto de los Olivos”. Asimismo, también sabemos que se encontraba en el pequeño grupo que presenció el último milagro de Jesucristo: su resurrección y aparición en las orillas del lago de Tiberíades. Tras la muerte de Cristo, Santiago Apóstol se integró en la iglesia primitiva de Jerusalén. Desde allí se le adjudicó la labor de evangelizar el territorio del norte de la Península Ibérica. A partir de aquí se disparan las teorías sobre cómo llegó a Galicia.
Algunas de ellas dicen que llegó a Galicia por la costa norte de Portugal, mientras que otras afirman que recorrió su camino por el valle del Ebro a través de la vía cantábrica romana. En cambio, otros se aferran a la idea de que atravesó el territorio peninsular desde las costas de Cartagena. Este hecho es el que da origen a la tradición del Camino de Santiago que todos conocemos.
¿Cómo se llamaban los padres del Apóstol Santiago?
Como hemos comentado anteriormente, el Apóstol Santiago nació en el seno de una familia de pescadores, Apóstol Santiago y que era hermano de San Juan Evangelista. Los padres de ambos eran el pescador judío Zebedeo y Santa Salomé, mencionados ambos en los evangelios canónicos y en otros tantos apócrifos. Según algunas interpretaciones de las fuentes escritas, se ha señalado que Salomé podría haber sido hermana de la Virgen María. Por ello, algunos especialistas en la materia sostienen que Santiago el Mayor y San Juan Evangelista podrían haber sido primos de Jesucristo.
¿Dónde murió el Apóstol Santiago?
Sabemos, según algunas fuentes, que Santiago el Mayor llegó a la península ibérica con la misión de propagar el dogma de Cristo. En esta etapa hizo varios discípulos, que se encargaron de continuar la tarea evangelizadora de este territorio, como Torcuato, Tesifonte. Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Iscio.
Según la historia del Apóstol Santiago, cuando se encontraba en la ciudad romana de Zaragoza, junto a sus discípulos, se le apareció la Virgen María sobre un pilar, que todavía seguía viva. Esta aparición le pidió que volviera de regreso a Jerusalén para que la acompañara en su muerte. Este hecho se venera hoy en día con la iconografía de la Virgen del Pilar.
Este hecho es crucial en la historia de la vida de Santiago el Mayor, ya que inició su viaje desde la Península Ibérica hasta Nazaret, en Jerusalén. Allí se reunió con la Virgen María y estableció su residencia allí. Poco después, debido a las persecuciones de cristianos ordenadas por Herodes Agripa, el Apóstol Santiago fue capturado, torturado y decapitado, en Jerusalén, alrededor del año 42 d.C. Este hecho se conoce como el “martirio y muerte de Santiago Apóstol”.
Tras su martirio y muerte, se cuenta que dos de sus discípulos, Atanasio y Teodoro, llevaron su cuerpo hasta Galicia. Para ello se dice que utilizaron una embarcación para atravesar el mar Mediterráneo. Sus restos se depositaron en una tumba, en Galicia. Sobre esta, se construyó en el año 820 un templo, que sería el germen de lo que hoy en día es la Catedral de Santiago de Compostela.
¿Qué día es el día de Santiago Apóstol?
El día del Apóstol Santiago se celebra en verano, el 25 de julio, que coincide precisamente con el Día de Galicia. Esta fecha fue elegida para conmemorar el momento de su martirio y muerte por la causa cristiana.
Debido a la importancia que empezó a tomar el peregrinaje del camino de Santiago y la veneración del apóstol, el Papa Calixto II decidió implantar el Año Santo Compostelano en 1122. Así, se decidió que esta celebración tuviera lugar cada 25 de julio, pero sólo cuando coincidiera con domingo. Según su normativa, esta conmemoración tendría lugar únicamente 14 veces por siglo. Sin embargo, la comunidad cristiana anotó desde entonces el día 25 de julio como un día especial, con independencia de si coincidía o no con domingo. Desde entonces, se celebra, en esa fecha, la fiesta de Santiago Apóstol.
Lo que resulta un misterio es por qué la Santa Sede decidió la fecha del 25 de julio para conmemorar el martirio y la muerte de Santiago Apóstol. Ya que, según la tradición, el traslado del cuerpo de Santiago hasta Galicia tuvo lugar en invierno, un 30 de diciembre y no en pleno verano.
Oración a Santiago Apóstol
Santiago Apóstol es, sin lugar a dudas una de las figuras más importantes de la era cristiana. Como hemos visto, ha dado lugar a festividades y celebraciones que han calado profundamente en la sociedad. Y, por supuesto, ha dado lugar al peregrinaje de las distintas rutas del Camino de Santiago, desde distintos puntos de la geografía española (e incluso extranjera) para visitar la tumba donde reposan sus restos. Asimismo, también ha surgido una oración a Santiago Apóstol, que los fieles utilizan para librarse de todas las energías negativas y de los peligros de la vida. Por ello, te mostramos, a continuación, un fragmento de esta oración:
“Que, por tu intercesión, nuestro Señor nos conceda Su Santo Amor, filial temor, justicia, paz y la victoria sobre nuestros adversarios, tanto visibles como invisibles. Y, sobre todo, que un día nos conceda la felicidad de verlo y tenerlo con nosotros en el cielo, en tu compañía y la de los ángeles y santos para siempre. Amén.”